PIERRE DE FERMAT
Vida
(Beaumont, Francia, 1601 - Castres, id., 1665)
Matemático francés. Continuador de la obra de Diofanto en el campo de
los números enteros y cofundador del estudio matemático de la
probabilidad, junto con Pascal, y de la geometría analítica, junto con
Descartes, Pierre de Fermat mantuvo correspondencia con los grandes
científicos de su época y gozó ya en vida de gran estima e inmensa
reputación, si bien su natural modestia y su modo de trabajar, en exceso
diletante, perjudicó la divulgación de sus aportaciones.
La existencia de este ilustre matemático fue ciertamente sencilla y
prosaica, y se conoce poco de sus primeros años. Hijo de Dominique
Fermat, burgués y segundo cónsul de Beaumont, estudió leyes en Toulouse y
quizá en Burdeos para poder aspirar al ejercicio de la magistratura;
llegado, en efecto, a consejero del Parlamento de la ciudad de Toulouse,
fue progresando allí en su labor lenta y tranquilamente,
distinguiéndose por su probidad, su tacto y sus corteses maneras.
Interesado por las matemáticas, consagró a ellas su
tiempo de ocio, y hacia 1637 figuraba entre los principales cultivadores
europeos de esta ciencia. Hizo amistad con el matemático Carcavi, quien
le relacionó con el padre Marin Mersenne,
amigo de todos los doctos franceses de la época. El padre Mersenne le
puso en contacto con Roberval y con el gran René Descartes (1637).
El trato con el difícil e inquieto genio de
Descartes no resultaba fácil para nadie, ni tampoco lo fue para Pierre
de Fermat, a pesar de su discreción: ambos discutieron sobre cuestiones
científicas (la infracción de la luz y el método de los máximos y
mínimos). Fueron necesarias la mediación de Roberval y toda la prudencia
de Fermat para mantener por lo menos fríamente correctas las relaciones
personales entre los dos sabios. Muy viva, en cambio, fue la amistad
entre Fermat y otro gran matemático de la época, Blaise Pascal; ambos se
conocieron también gracias a Carcavi.
De talante modesto, Pierre de Fermat sólo llego a dar a la imprenta su monografía Dissertatio geometrica de linearum curvarum comparatione,
e hizo públicos algunos de sus mayores descubrimientos sólo por medio
de breves comunicaciones verbales y epistolares. Ello bastó para darlo a
conocer como uno de los grandes matemáticos del momento, pero sus
deberes profesionales y su particular forma de trabajar redujeron en
gran medida el impacto de su obra, extremadamente prolífica. Tenía por
ejemplo la costumbre de anotar, en los márgenes de los libros que leía,
sus ideas y sus descubrimientos, desgraciadamente sin sus
demostraciones, por falta de espacio. Superando no pocas dificultades,
sus escritos fueron publicados póstumamente por su hijo Samuel en 1679,
en un volumen titulado Varia opera matemática D. Petri de Fermat: Senatoris Tolosani.
Obra
Las primeras aportaciones de Pierre de Fermat datan de
1629, cuando abordó la tarea de reconstruir algunas de las
demostraciones perdidas del matemático griego Apolonio de Perga relativas a los lugares geométricos; a tal efecto desarrollaría, contemporánea e independientemente de René Descartes,
un método algebraico para tratar cuestiones de geometría por medio de
un sistema de coordenadas, de capital importancia para la constitución
de la geometría analítica. Sirviéndose de los símbolos de François Viète, trató ampliamente la ecuación de la recta, y las de la hipérbola, la parábola y la circunferencia.
Fermat se sitúa asimismo entre los matemáticos
que dieron el primer impulso al cálculo infinitesimal, y fue el primero
en estudiar las cuestiones de máximo y mínimo (desde 1636) con el método
que hoy llamamos de las "derivadas", aprovechando una genial intuición
que se presenta por primera vez en la obra del prelado francés Nicolás de Oresme.
Diseñó un algoritmo de diferenciación mediante el cual pudo determinar
los valores máximos y mínimos de una curva polinómica y trazar las
correspondientes tangentes, logros todos ellos que abrieron el camino al
desarrollo ulterior del cálculo infinitesimal por Newton y Leibniz.
En el ámbito de la óptica geométrica, tras
asumir correctamente que cuando la luz se desplaza en un medio más denso
su velocidad disminuye, demostró que el camino de un rayo luminoso
entre dos puntos es siempre aquel que menos tiempo le cuesta recorrer;
de dicho principio, denominado principio de Fermat, se deducen las leyes de la reflexión y la refracción. En 1654, y como resultado de una larga correspondencia, desarrolló con Blaise Pascal los principios de la teoría de la probabilidad.
Otro campo en el que realizó originales aportaciones fue
el de la teoría de números, en la que empezó a interesarse tras
consultar una edición de la Aritmética de Diofanto; precisamente en el margen de una página de dicha edición fue donde anotó el que sería llamado Último teorema de Fermat,
que tardaría más de tres siglos en demostrarse. Puede decirse que el
estudio metódico de las propiedades de los números enteros comienza
realmente con Fermat, razón por la que ha sido considerado el verdadero
creador de la teoría de los números, a la cual matemáticos antiguos como
Pitágoras, Euclides y Diofanto habían dado apenas comienzo.
De su trabajo en dicho campo se derivaron
importantes resultados relacionados con las propiedades de los números
primos, muchas de las cuales quedaron expresadas en forma de simples
proposiciones y teoremas. Desagraciadamente, todo lo que llegado hasta
nosotros está contenido casi exclusivamente en los estrechos márgenes de
un ejemplar de Diofanto y en algunos fragmentos de su correspondencia.
Fermat desarrolló también un ingenioso método de demostración que
denominó «del descenso infinito».
Trabajado en la ESO
Lo hemos estudiado a partir del final de 1º de la ESO, en 2º, 3º y 4º, este año.
El Último Teorema de Fermat
A pesar de tantas y tan valiosas aportaciones, el nombre
del insigne matemático francés se halla con frecuencia asociado a uno
de los más fascinantes enigmas de la historia de las matemáticas. Cuando
preparaba la edición de las obras completas de su padre, Samuel de
Fermat encontró una singular anotación en una de las páginas de la Aritmética de Diofanto.
En ella, Fermat afirmaba que la ecuación xn+yn=zn no tiene solución entera positiva si el valor del exponente n
es superior a 2. Dicho de otro modo: la suma de dos cuadrados puede
equivaler a un tercer cuadrado, como ocurre en la igualdad 32+42=52,
pero es imposible hallar una igualdad semejante entre números enteros
positivos elevados al cubo, a la cuarta potencia, a la quinta potencia,
etc.
En la misma nota, Fermat decía haber hallado una
demostración maravillosa de este hecho, pero demasiado larga para ser
consignada en el margen de un libro. Durante los tres siglos que
siguieron a la publicación se sucedieron sin descanso los intentos de
demostrar este teorema de Fermat, tan difícil de probar que en ciertos
momentos pasó a llamarse hipótesis de Fermat. Los nombres de Leonhard Euler, Sophie Germain, Peter Gustav Lejeune Dirichlet,
Gabriel Lamé, Augustin-Louis Cauchy o Ernst Eduard Kummer dan una idea
del número de grandes matemáticos que no pudieron resistir la tentación
de probar suerte.
En 1908, la impaciencia por encontrar solución a
un misterio que cumplía ya 250 años llevó a Paul Wolfskehl (un
industrial alemán que se salvó del suicidio merced al interés despertado
en él por un artículo de Kummer acerca del teorema de Fermat) a dejar
en su testamento un premio de cien mil marcos para quien supiera
hallarle una demostración antes de cien años. Se dice que sólo durante
los cuatro años siguientes a su fallecimiento se publicaron más de mil
pruebas falsas.
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